La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer. Aunque no hay un tratamiento curativo si tenemos diferentes fármacos que mejoran los síntomas, siendo la respuesta en general satisfactoria durante los primeros años de evolución. De esta forma al principio se habla de una fase de “luna de miel” dado que los medicamentos mejoran los síntomas significativamente. Sin embargo, cuando pasan los años los pacientes desarrollan complicaciones motoras que no responden adecuadamente al tratamiento convencional. En determinados casos algunos pacientes se pueden beneficiar de las llamadas terapias de segunda línea como la cirugía del párkinson o medicación administrada mediante bomba (levodopa enteral o apomorfina subcutánea). El HIFU (terapia novedosa basada en el uso de ultrasonidos que sustituye a la cirugía convencional) también puede estar indicado en algunos pacientes con enfermedad de Parkinson.
Es prioritario identificar precozmente estas complicaciones y tomar decisiones terapeúticas que puedan mejorar el estado del paciente pensando que retrasar su aplicación puede privar al paciente de un beneficio. En este Especial párkinson avanzado hablamos sobre las complicaciones motoras y entrevistamos a 4 expertos neurólogos españoles sobre las diferentes opciones de tratamiento.
Fluctuaciones motoras y no motoras
Cuando la enfermedad progresa el problema es que el paciente va a presentar una mejoría que depende de la toma de medicación. Dicho de una forma muy simplificada, el paciente tiene ya muy poca dopamina propia y la mejoría va a deberse a la dopamina que llega a su cerebro proveniente de la levodopa que administramos desde fuera como terapia. Es como si el paciente tuviera unas pilas que se cargan con la medicación y el efecto dura unas horas estando mucho mejor cuando la medicación hace efecto (estado ON) pero empeorando drásticamente cuando deja de hacer efecto (estado OFF). Así a lo largo del día el paciente puede estar momentos en ON en los que se encuentra razonablemente bien que se alternan con otros momentos en OFF en los que puede estar muy impedido. En OFF, típicamente puede reaparecer o incrementarse síntomas como el temblor, la rigidez, lentitud de movimientos, bloqueos de la marcha y limitación para caminar, problemas para tragar, hablar, dolor, angustia, bajo ánimo, torpeza mental, ganas de orinar todo el tiempo, etc.